|
|
|
El mensaje de Jorge Abot |
E. Baliari
Diario Clarín - Buenos Aires, junio de 1975. |
|
Expresionista por los temas y por la técnica, ampulosa, violenta, colorista y dramática, Jorge Abot parece querer decir todo de golpe en cada obra que encara, y de ahí también la necesidad de contar con grandes espacios para que la fruición por la materia satisfaga su ansiedad.
Agrupa en esta muestra que presenta en Van Riel motivos sobre tres temas: “De taller”, “Del Riachuelo y otras cuestiones” y “Las siete locas”. En estas últimas figuras es donde quizá haya descuidado el grafismo excesivamente exagerado con propósitos claros en su intención casi agresiva, y frente a “Juanita en blanco”, se comprende que ese descontrol lo perjudica, porque aquí centra mucho más armoniosamente sus cualidades. Esas que pueden apreciarse en cambio en toda su amplitud, merecedora de un gran elogio por la audacia justificada con que se entrega a esa misma euforia, en sus naturalezas muertas “Almuerzo al aire libre” o “Adentro y afuera”. Sería conveniente recordar que la vitalidad de una obra de arte no depende precisamente de los excesos temperamentales, sino de la dosificación del lenguaje que se elija siempre de acuerdo con la intensidad del contenido. En su caso -es probable que sea el síntoma de su juventud- este último, el mensaje, se diluye a veces por el contracanto no bien ajustado de sus formas plásticas.
Pero es indudable que en lugar de estimular los sentidos por los senderos de la imagen estética, prefiere dirigirse a la impresión que promueva una reacción pensante, elección indiscutible como forma de una personalidad siempre que se tengan en cuenta las restricciones elementales que corresponden a cada arte, y en este caso, la pintura. Exposición la suya que, por el interés polémico que promueve y las condiciones que manifiesta, hacen pensar en una obra próxima favorecida por la depuración sobre la que deberá encauzarse, y que él mismo conoce.
|
|