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Jorge Abot, en la Sala Trazos |
Diario “Alerta”. Santander, 11 de abril de 1978. |
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Pintura exuberante, fiera, agresiva, la de este artista argentino que exhibe un buen número de sus cuadros en la Sala Trazos. Recreo en la materia, muy trabajada, audacias coloristas y una personalísima expresividad que suele ordenar en torno a un determinado punto del lienzo el torbellino oceánico de la composición. Algunos de los cuadros de Jorge Abot alcanzan de este modo raros niveles de turbador dramatismo: los ojos del personaje retratado _ ¿o soñado? _ emergen con insólita verdad del mágico universo en que el resto de los cuerpos se funde en arquitecturas inciertas.
Hay como un derroche de fuerza expresiva en la manera de hacer de Abot, liminar entre un realismo básico y una poderosa fantasía creadora, que se apoya en aquél el tiempo justo para que sobre su leve apoyo, sirva de plataforma de despegue a un libérrimo y sugestivo discurso de formas y colores.
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