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Un nuevo Jorge Abot |
Enrique Azcoaga
Madrid, julio de 1979. |
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¡Paso a Jorge Abot, joven pintor argentino…! ¡Paso al artista que hace dos años saludamos en todo lo que vale, y a quien de repente, en vez de perdido en una crisis de desarrollo, nos encontramos en algo así como una resurrección!. Usualmente, el escritor de arte, acompaña en sus catálogos al artista con palabras corteses, críticas y bien intencionadas. La “literatura de catálogo” está llena de visitas al estudio, prosa de compromiso y textos ditirámbicos, difíciles de soportar. Pues bien; por eso hemos comenzado esta nota, ¡pidiendo paso para un pintor en marcha de cuerpo entero!. A quien lo que interesa es oír lo siguiente: “convertiste tus posibilidades en capítulos preliminares libres. Y en esta segunda, actual de tu pintura, en vez de dejarte llevar por el color a donde a éste le diera la gana, has conseguido para el mismo poder comunicativo y libertad.” Lo que ha pasado en el proceso de Jorge Abot no es otra cosa…El artista argentino, que se encontraba un poco preso de sí mismo, -momento peligrosísimo en el que tantos cristalizan con pretensiones nada más que estilísticas-, lo ha advertido, sencillamente…Y en lugar de caer, en la facilidad de las tentativas desorientadas, ha conseguido un conjunto de cuadros en el que las gamas acreditan vivísimamente el estado íntimo del pintor. El Color ha conseguido en el área de Abot, lo que en ciclos posteriores de su desarrollo, se utilizará de forma lógicamente imprevisible…Ese elemento, que siempre en la pintura del artista argentino fue algo así como una “primera palabra”, se ha convertido en “Urdimbre fundamental”. Urdimbre riquísima en fascinaciones extraordinarias. Al extremo de convertir sus cuadros en eso, precisamente: en una serie de urdimbres cromáticas de diferentes densidades, animadas por la temperatura que el artista consiguió al crearlos y proponer sus comunicaciones libres. Si Jorge Abot no contase con una primera parte creadora, con la que acreditó su personalidad en Argentina -y desde que vive entre nosotros, en España-, nos encontraríamos con un quehacer preludial, promisorio. Como la muestra que actualmente nos brinda, constituye la oxigenación, la magnificación positiva de un lenguaje suficientemente acreditado a lo largo de su joven vida, celebramos sus milagrosas evidencias, pidiendo como al principio: ¡paso a un verdadero pintor joven, creador de núcleos, de inefables proyectos como de felicidad expresiva! ¡Paso a quien se ha dado cuenta para su bien que al color, se le hace elocuente, cuando en vez de torturarle, se le vigila en su natural afán de plenitud!.
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